Tercer Ciclo de Enseñanza Primaria. 2010-12

Nuestro trabajo. 5º y 6º de E. Primaria



lunes, 29 de julio de 2013

¡Cómo hiciste que se sintiera!

El 14 de Octubre de 1998, en un vuelo trasatlántico de la línea aérea British Airways tuvo lugar el siguiente suceso: A una dama la sentaron en el avión al lado de un hombre de raza negra. La mujer pidió a la azafata que la cambiara de sitio, porque no podía sentarse al lado de una persona tan desagradable. La azafata argumentó que el vuelo estaba muy lleno, pero que iría a revisar a primera clase a ver por si acaso podría encontrar algún lugar libre. Todos los demás pasajeros observaron la escena con disgusto, no sólo por el hecho en si, sino por la posibilidad de que hubiera un sitio para la mujer en primera clase. La señora se sentía feliz y hasta triunfadora porque la iban a quitar de ese sitio y ya no estaría cerca de aquella persona. Minutos más tarde regresó la azafata y le informó a la señora : "Discúlpeme señora, efectivamente todo el vuelo esta lleno ... pero afortunadamente encontré un lugar vacío en primera clase". Sin embargo, para poder hacer este tipo de cambios le tuve que pedir autorización al capitán. Él me indico que no se podía obligar a nadie a viajar al lado de una persona tan desagradable. "La señora con cara de triunfo, intentó salir de su asiento, pero la azafata en ese momento se da la vuelta y le dice al hombre de raza negra:" ¿Señor, sería usted tan amable de acompañarme a su nuevo asiento? "Todos los pasajeros del avión se pararon y ovacionaron la acción de la azafata. Ese año, la azafata y el capitán fueron premiados y gracias a esa actitud, la empresa British Airways se dio cuenta que no le había dado demasiada importancia a la capacitación de su personal en el área de atención al cliente, la empresa hizo cambios de inmediato; desde ese momento en todas las oficinas de British Airways se lee el siguiente mensaje: "Las personas pueden olvidar lo que les dijiste, las personas pueden olvidar lo que les hiciste, pero nunca olvidarán cómo los hiciste sentir".

miércoles, 17 de julio de 2013

Un trabajo diferente

lunes, 15 de julio de 2013

Consejo de una madre






Una vida libre de todos los obstáculos y dificultades reduciría en su mínima expresión todas las posibilidades y potencias a cero.

Los obstáculos nos despiertan de ese letargo, adormecimiento y nos llevan a nuestras grandes habilidades humanas.

El esfuerzo nos comunica nuevo poder, de suerte tal que de las dificultades nace de las cenizas una nueva fuerza.

De un obstáculo derivamos una gran fortaleza; de la desilusión, crecimiento, de la privación , deseo.

Para poder dar una información positiva y real a nuestros hijos, tenemos que comprender  que hay algunas cosas importantes que no podemos hacer por ellos.

Aún cuando tratemos de verdad de protegerlos del mal que vive alrededor, no nos es dado sustraerlos a las influencias negativas y nefastas del mundo en que vivimos como seres humanos.

No podemos aislarlos totalmente. No podemos sentir por ellos el dolor cuando se dislocan un tobillo, un pie, se fracturan un hueso, sufren por una enfermedad  o cualquiera otra de las mil cosas que le pueden ocurrir a un muchacho.

Tampoco, nos podemos sentar a hacer por ellos el examen en la escuela, ni hacer su solicitud de empleo cuando están en edad madura de salir a trabajar.

En vez de ser esto una circunstancia infortunada, es maravilloso que así sea, porque es la única forma de que ellos aprendan de la vida cotidiana.

En verdad, si pudiéramos experimentar los dolores de nuestros hijos, lo más probable es que los asumiríamos con demasiada frecuencia a medida que ellos fueran creciendo.

Pero, entonces ellos no se desarrollarían a plenitud y seguirían siendo eternamente niños, y no crecerían jamás.

Cuando nuestros hijos encuentren dificultades y pesares, lo que tenemos que hacer es hacerles saber que comprendemos, claramente que allí estamos, que los amamos de verdad, y que los apoyamos.

En tales situaciones, necesitamos de verdad entender claramente la gran importancia de la empatía.

Los padres, que sólo sienten simpatía criarán por lo general hijos consentidos por tratar de hacerlo todo por ellos, y lo que es mucho peor, les darán gusto en cuanto se les antoje comprar.

La simpatía, en sí misma implica de verdad que uno siente de verdad lo mismo que la otra persona.

La empatía, significa por el contrario que uno comprende de verdad cómo siente el otro, se pone en su piel, pero no siente igual; y porque no siente igual, puede distanciarse del problema en cuestión y a la vez proponer una solución objetiva y clara.

Ese es el papel clásico que nos corresponde como padres de familia en formación positiva de nuestros hijos.

Es preciso que los padres aprendan a ver los problemas reales, los obstáculos y los problemas desde cierta distancia, para entonces poder ofrecer de verdad a sus hijos las soluciones adecuadas a la dificultad.